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Herramientas Para el Manejo del Estrés del Agricultor. Parte 2

Este artículo es el segundo de una serie de publicaciones relacionadas con el manejo del estrés en la granja. Este segundo artículo le proporcionará información útil para identificar los síntomas del estrés.
Updated:
March 23, 2025

Identificando los síntomas del estrés psicológico

Este artículo es el segundo de una serie de publicaciones relacionadas con el manejo del estrés en la granja. Esta serie lo ayudará a entender el impacto del estrés en su salud, ambiente laboral y vida diaria, además le proporcionará estrategias y herramientas para lidiar con el estrés y reducir su impacto en su día a día. Este segundo artículo le proporcionará información útil para identificar los síntomas del estrés.

¿Por qué el trabajo agrícola puede ser estresante? 

Un tractor roto

Para los agricultores equilibrar su trabajo en la granja con su vida personal tiende a ser un desafío, especialmente en temporadas de alto trabajo. Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional, aquellos que trabajan en la agricultura a menudo lidian con afecciones relacionadas al estrés, como enfermedades cardíacas y arteriales, hipertensión, úlceras y trastornos nerviosos. En la agricultura existen muchos factores estresantes que están fuera del control de los agricultores, por ejemplo, el clima impredecible, los precios de mercado, las regulaciones gubernamentales y, más recientemente, los desastres naturales, las enfermedades de los animales o las plantas y las pandemias que afectan negativamente la calidad de vida de los agricultores (Deary et al., 1997; Truchot & Andela, 2018; Rodolfo et al., 2020, Windon et al., 2014, 2016). Además, existen otros factores en los que los agricultores tienen un cierto nivel de control, tales como, las relaciones interpersonales de trabajo y la necesidad de innovar los cuales también pueden agregar estrés a la vida de los agricultores. Por cierto, investigaciones previas identificaron los factores que provocan más estrés a los agricultores, algunos de ellos fueron la pesada carga laboral, la falta de tiempo libre, la incertidumbre asociada al trabajo, el aislamiento social y geográfico, y los conflictos con la pareja y la familia (Truchot & Andela, 2018; Windon et al., 2014, 2016; Henzi & Windon, 2021).

El nivel de control que una persona tiene para hacer frente a factores ambientales o problemas psicológicos puede determinar el tipo de estrés esta persona puede experimentar. El estrés se puede clasificar como estrés a corto plazo, a largo plazo, bueno (eustres) y malo (distres). La exposición prolongada a un factor estresante puede llevar a la persona a experimentar estrés crónico, ya que es fisiológicamente el estrés es acumulativo (Guidi et al., 2021). El estrés a largo plazo puede tener un efecto perjudicial en nuestros cuerpos y mente. La investigación realizada por Tafet y Bernardini (2003) mostró que el estrés crónico se asocia con el desarrollo o la progresión de trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión. El estrés cronico tambien fue asociado con un compromiso del sistema inmunológico y un aumento del riesgo de desarrollar cáncer (Dai et al., 2020). Por otra parte, la evidencia apoya que el estrés agudo (a corto plazo) se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y ataque cardíaco (Gianaros, 2018)

El estrés malo (distres) es una reacción defensiva y adaptativa que prepara al cuerpo y mente para responder en modo de "lucha o huida" (Fight or flight). Cannon (1932) introdujo este modo de respuesta como una activación del organismo cuando este se expone a cualquier situación o pensamiento que implique un desafío o un riesgo para sí mismo. Internamente, cuando estamos expuestos a factores estresantes, nuestro cuerpo aumenta los niveles de una hormona llamada cortisol (Chemin et al., 2013). El cortisol es un sistema de alarma incorporado de forma natural. Funciona activando ciertas partes del cerebro para controlar nuestro estado de ánimo, motivación y miedo. Además, esta hormona juega un papel vital en muchos procesos clave, como el procesamiento de los carbohidratos, grasas y proteínas del cuerpo, el control de los procesos inflamatorios, la regulación de la presión arterial, los niveles de azúcar en la sangre disponibles y el control del ciclo de sueño / vigilia (Vijayan et al., 2010). Sin embargo, el hecho de mantener constantemente el cuerpo listo para enfrentar la adversidad puede tener un efecto muy degenerativo.

¿Cuáles son los síntomas del estrés y cómo reconocerlos?

Reconocer los primeros síntomas del estrés es útil porque nos permite estar más atentos a estos y buscar formas de lidiar con el estrés. Según el Centro Nacional Australiano para la Salud del Agricultor y la Clínica Mayo, hay cuatro signos de estrés que se manifiestan como síntomas físicos, emocionales, cognitivos y de comportamiento dependiendo de la situación y las características personales de cada individuo. Algunos ejemplos de los síntomas de estrés en las cuatro áreas mencionadas se presentan a continuación:

Síntomas físicos:

  • Malestar físico generalizado
  • Dolores o molestias especificas (ej: dolor de espalda, dolor del pecho o dolores de cabeza)
  • Cambios en el peso corporal (ej: Aumento o pérdida)
  • Problemas gastrointestinales (estreñimiento, diarrea o náuseas)
  • Aceleración de los latidos cardíacos; respiración corta
  • Cambio en la presión arterial
  • Dolores mandibulares o bruxismo (ej: rechinar o apretar los dientes)
  • Estado letárgico; fatiga corporal
  • Nerviosismo; ansiedad
  • Falta de Interés o apetito sexual

Síntomas emocionales:

  • Explosiones de ira
  • Frustración frecuente
  • Mal humor frecuente
  • Dificultad para controlar las emociones (ej: sentirse abrumado; arrebatos emocionales)
  • Sentirse impaciente o expectante
  • Baja autoestima, estado de ánimo deprimido
  • Sentirse inútil, sin esperanza; pensamientos suicidas
  • Incapacidad para relajarse, inquietud motora y mental
  • Sentimientos de soledad
  • Ataques de pánico

Síntomas cognitivos:

  • Confusión mental
  • Dificultad para concentrarse
  • Falta de enfoque para organizar las ideas, pensamientos acelerados
  • Constante preocupación a
  • Dificultad para hacer juicios o tomar decisiones
  • Actitud pesimista
  • Olvidos frecuentes

Síntomas conductuales:

  • Apatía (falta de sentimiento, emoción, interés o preocupación por algo)
  • Sentirse constantemente cansado
  • Cambios en los hábitos alimenticios
  • Aumento del uso de tabaco o alcohol
  • Interrupciones del sueño (ej: no poder dormir, dormir mal, despertarse cansado, o dormir en exceso)
  • Dificultad para relajarse
  • Actitud evasiva o de aislamiento social
  • Dificultad para adaptarse a las circunstancias cambiantes
  • Procrastinación o postergación de compromisos
  • Iracundo
  • Actitud y argumentos sarcásticos
  • Comportamiento impulsivo (ej: comprar o jugar compulsivamente)

Aprender a reconocer los signos y síntomas del estrés es un primer paso en el desarrollo de las habilidades de afrontamiento. Cada persona tiene capacidades diferentes para manejar el estrés basado en su propio sistema de apoyo, habilidades y experiencia, por ejemplo, una persona puede ver un evento en particular como un factor estresante, mientras que otro puede ver la misma situación como un desafío que abre una nueva oportunidad. La pregunta es cómo enfocamos nuestra energía y pensamientos para encontrar la mejor solución para responder a una situación estresante. Nuestro tercer artículo se centrará en cómo lidiar con el estrés proporcionando una amplia gama de habilidades de afrontamiento que pueden ayudar a los agricultores a aumentar su confianza y manejo de su estrés.

Agradecemos profundamente la contribución del Dr. Derek Spangler que ayudaron a dar forma a la serie de artículos sobre el manejo del estrés en la granja. Dr. Derek Spangler es profesor asistente en el departamento de salud bioconductual en la universidad de Penn State y realiza investigaciones relacionadas con el estrés del mundo real y sus impactos en la salud.

El Proyecto AgrAbility para Pensilvanos cuenta con el apoyo de los Proyectos Especiales USDA/NIFA 2021-41590-34811 en colaboración con Penn State Extension. Los programas de investigación y extensión de Penn State College of Agricultural Sciences son financiados en parte por los condados de Pensilvania, el Estado de Pensilvania y el USDA.

Crédito de la foto: Abbie Spackman, proyecto AgrAbility PA

Referencias

Cannon, W. B. (1932). The wisdom of the body. New York, NY Norton.

Chemin, M., De Laat, J., & Haushofer, J. (2013). Negative rainfall shocks increase levels of the stress hormone cortisol among poor farmers in Kenya. Available at SSRN2294171.

Dai, S., Mo, Y., Wang, Y., Xiang, B., Liao, Q., Zhou, M., ... & Zeng, Z. (2020). Chronic stress promotes Cancer development. Frontiers in Oncology10, 1492.

Deary, I. J., Willock, J., & Mcgregor, M. (1997). Stress in farming. Stress Medicine, 13(2), 131–136. DOI.org/10.1002/(SICI)1099-1700(199704)13:2<131::AID-SMI727>3.0.CO;2-T

Gianaros, P. J., & Jennings, J. R. (2018). Host in the machine: A neurobiological perspective on psychological stress and cardiovascular disease. American Psychologist73(8), 1031.

Guidi, J., Lucente, M., Sonino, N., & Fava, G. A. (2021). Allostatic load and its impact on health: a systematic review. Psychotherapy and Psychosomatics90(1), 11-27.

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Tafet, G. E., & Bernardini, R. (2003). Psychoneuroendocrinological links between chronic stress and depression. Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry27(6), 893-903.

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Vijayan, M. M., Aluru, N., & Leatherland, J. F. (2010). Stress response and the role of cortisol. Fish Diseases and Disorders2, 182-201.

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